Hay vida más allá de WhatsApp
No es igual decir “te quiero” en persona −o incluso
por teléfono− que enviar corazoncitos o caritas felices por WhatsApp.
Luego de cuarenta días de esfuerzo tuve que darme
por vencido y volver a instalar WhatsApp en mi celular. Saturado al recibir
demasiados mensajes innecesarios e inoportunos y por leer toda la basura que
manda gente más desocupada que uno, a mediados de agosto decidí borrar la
bendita aplicación, convertida en un motivo de molestia permanente.